Por: Edwin Henao Acevedo
Mientras continúan las labores de búsqueda en la vereda Granizal, entre Bello y Medellín, tras el deslizamiento ocurrido en la madrugada del martes 24 de junio, las autoridades han confirmado hasta ahora 13 personas fallecidas, 12 desaparecidas, 23 rescatadas y 971 en albergues. Las víctimas y sus familias, muchas desplazadas o migrantes, vivían en asentamientos en una zona calificada como de alto riesgo.
Tatiana Robledo, de 30 años, es una de las sobrevivientes. Llegó hace una década desde Turbo, Urabá, desplazada por la violencia. Su madre compró un lote en el sector y construyeron allí una casa que compartían entre nueve personas, incluidos al menos cuatro niños. “Vivimos ahí más de diez años y jamás habíamos sentido nada parecido. Esa madrugada fue como si temblara. Todo se estremeció. Yo solo decía: ‘Dios mío, ten misericordia’. Sentí que me iba a morir”, recuerda.
Ella, su hija y el resto de su familia lograron huir a tiempo. “Uno no vive ahí porque quiere, sino porque le toca. Pero ahora sé que no volvería. Eso ya está en rojo total”, dice con temor en sus ojos pero con firmeza,
“A eso de las 2:30 a.m. sentimos el primer estruendo”, cuenta.
Dice que después de eso, salieron y ya había gente alumbrando con los celulares. Una vecina gritó que parecía que la quebrada se había desbordado. “Mi hermano y mi sobrino trataron de ayudar en una casa, pero justo ahí cayó la tierra”
Tatiana cuenta que después de eso caminaron como tres horas por la autopista para encontrar refugio.
A su relato se suma el de Eglis Acosta, una mujer venezolana que llegó hace tres meses al país y vivía en arriendo en el sector Manantiales. “Pensé que era una pelea, pero empezaron a gritar que venía un derrumbe. Los perros chillaban, sentían todo. Salimos sin saber para dónde correr”, relató la mujer que se salvó con su familia conformada por ocho personas más sus dos perros.
Desde muy temprano, los organismos de socorro continúan removiendo tierra y piedras en busca de los desaparecidos. “Nos encontramos en la vereda Granizal brindando acompañamiento, asistencia técnica y psicosocial a las 1.300 personas que están en los cinco albergues”, dijo la alcaldesa de Bello, Lorena González, quien también confirmó la presencia de siete cuadrillas en labores de rescate.
Además de las acciones en terreno, la atención está concentrada en la recolección de ayudas para los damnificados. La Alcaldía habilitó dos puntos: el Centro Vida Día – Ana María Díaz Tobón (Calle 51 #50-58, en la Zona Centro) y la sede de la Defensa Civil (Calle 45C #58 E – 57, barrio Salento). Se reciben alimentos no perecederos, ropa, cobijas, implementos de aseo y comida para mascotas. La administración bellanita reiteró que no esta recaudando dinero ni en efectivo, ni a través de transferencias o consignaciones bancarias, por lo que invitó a la comunidad a abstenerse de hacerlo.
Granizal enfrenta hoy la tragedia más dura de su historia. Pero sus voces, su resistencia y la solidaridad de cientos de personas los ayudan a levantarse con fuerza, entre el dolor y las ganas de seguir adelante.