Aunque hubo requerimientos oficiales, la inoperancia de la Policía en Bello frente a la escandalosa quemadera de pólvora dejó a la ciudadanía enfrentando sola una noche llena de estruendos.
Editorial
Entre los mensajes que la gente dejó esta mañana en redes hubo uno que lo resumió todo: “Entre el sismo y la cantidad de pólvora de anoche, vamos moviditos al trabajo”, escribió una lectora en las redes sociales de EL BELLANITA.
Bello amaneció con la sensación de haber pasado una noche partida en dos. Primero, el sismo de la madrugada que se sintió en buena parte del país de magnitud 5,8 con epicentro en Santander; después, más de una hora de explosiones en lo que parecía provenir de distintos sectores del municipio, según reportaron algunos bellanitas.
Fue una cadena de estruendos tan prolongada y notoria que para muchos resultó incomprensible que las autoridades no lograran intervenir.
Sin embargo, eso fue lo que ocurrió. Fuentes consultadas por este medio confirman que la Secretaría de Seguridad solicitó apoyo policial, pero la reacción no llegó con la oportunidad necesaria. Mientras tanto, los habitantes señalaban puntos como el centro y el barrio Pérez, enviaban videos y advertían que la situación estaba fuera de control.
Y no es la primera vez. Desde el 1 de diciembre, el uso de pólvora en Bello ha mostrado un comportamiento preocupante. El municipio ya suma tres personas quemadas en lo que va de la temporada, sin contar los casos que no son reportados oficialmente.
La contradicción sigue abierta: ¿cómo la ciudadanía pudo ver, escuchar y ubicar el lugar aproximado de los estallidos, pero la Policía no logró identificar su origen? ¿Cómo se explica que un estruendo continuo, audible en varios barrios, terminara siendo “invisible” para quienes patrullan la ciudad?
Bello merece respuestas concretas y garantías
El resultado fue una madrugada inquieta y una comunidad que sintió que quedó sola frente al problema, sin una Policía que se responsabilice de sus obligaciones. Nadie espera omnipresencia, pero sí capacidad real de reacción e intervenciones oportunas, como bien pudo lograrse en esta ocasión.
De la Policía Metropolitana, Bello merece respuestas concretas y garantías de que una noche así no se repetirá. Especialmente por las fechas que se acercan: las más complejas de diciembre, sino se toman medidas reales.
Los sismos no pueden evitarse; la pólvora sí. Ojalá escenas como la de anoche —por lo menos una hora de explosiones en zonas céntricas, según reportaron los mismos bellanitas— no vuelvan a dejarnos con la sensación de estar desprotegidos.










